
[PARTE 2]
Nora parecía un zombie, anduvo como uno por semanas y semanas, lloraba en silencio sin que nadie se percatara. La perdida le dolió demasiado. Se matriculó en un curso de pintura en un prestigioso instituto limeño tratando de olvidar a Harumi.Intento fallido. Iba a clases 3 días a la semana. Su salón estaba lleno de gente bonito, entre chicos y chicas, pero ninguno le llamo la atención de manera inmediata. Mientras pasaban los días, conocía más gente y más personas se le acercaban tratando de iniciar conversación. Pero había una chica en especial que en todo el tiempo no trató de hablarle. Nora se intrigó, ella había pasado a ser uno de los centros de atención del salón y se daba el lujo de escoger con quienes hablar y con quienes no.
Sonó la campana, la clase había concluido, una clase más de las muchas que ya habían transcurrido. La gente empezó a salir y ella, como siempre, esperaba a que salieran todos primeros para no tener que chocarse con el tumulto que se formaba en la escalera. La chica ¨interesante¨, la que no trató de hablarle a Nora, se encontraba ya cruzando el umbral de la puerta cuando de pronto los cierres de su mochila volaron y sus cosas cayeron al suelo. Nora se percata y acude a ayudarla, entre chicas se podían ayudar. La ayudo a recoger sus cosas, sus libros, y lienzos. La chica ¨interesante¨, cuyo nombre era Carla, no dejaba de agradecer la ayuda de Nora. El agradecimiento estaba en el aire. Nora estaba complacida de solo saber su nombre.
Carla le propuso algo, ir a una cafetería cercana; que le invitaría un café y eso. Nora miró su reloj, el tiempo le alcanzaba, la noche era bonita, y el brillo en los ojos de Carla no podía perderse. Acudieron a una cafetería popular en la zona, se sentaron y Carla pidió 2 tazas de café expreso. Conversaron y conversaron por horas, de cosas que chicas saben, de perfiles de internet, de feas rupturas amorosas y por supuesto: del arte. Pero ya era tarde y ambas debían despedirse. El brillo aún permanecía en los ojos de Carla pero en los ojos de Nora no había ningún brillo ni nada. Antes de despedirse Nora se dio cuenta de un moretón el brazo de Carla, era pequeño pero de un color feo. Carla evitó la pregunta.
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